Estamos en la región de Donestsk, en el Dónbas, al este de Ucrania. Dos años después del inicio de la invasión rusa, el territorio en el corazón del conflicto sigue sumido en encarnizados combates.
Bajo tierra, en un lugar mantenido en secreto, a menos de 3 kilómetros de la línea del frente, una unidad de soldados ucranianos especializada en ataques con drones prepara un lanzamiento sobre un objetivo ruso.
Los drones se han convertido en un activo clave en lo que se ha convertido en una guerra de desgaste. Pero no pueden sustituir a la artillería, cuyos recursos son muy escasos, afirma Yuriy "Aquiles", comandante de la unidad en la 92ª Brigada. Pide a los socios internacionales de Ucrania que envíen urgentemente más ayuda militar.
"Sin artillería y sin su munición, salvar la vida de nuestros soldados y resistir al enemigo será muy difícil", advierte.
El avance tecnológico ruso hace que la situación sea cada vez más desesperada en el campo de batalla. "El ritmo al que escalan su tecnología es mucho más rápido, porque tienen más recursos que nosotros", añade Anton, comandante de la compañía de drones de ataque 92ª Brigada.
"La metralla de los drones son las heridas más frecuentes que vemos", dice Artem, anestesista en uno de los llamados puntos de estabilización militar, donde los soldados heridos que llegan directamente del frente reciben atención de urgencia antes de ser enviados al hospital. "Los drones están dando forma al campo de batalla ahora y los rusos actúan en toda la línea del frente. Debido a nuestra falta de proyectiles, operan de forma más agresiva, porque saben que no habrá ataques de artillería en represalia por sus movimientos."
Nos unimos a una de las unidades militares de evacuación médica de la región de Donetsk en estado de alerta. En constante alerta, el equipo tiene un raro momento de respiro. Una oportunidad para preguntarles por su moral.
Uliana Sozanska, jefa de prensa de la 80ª brigada, fue directora de orquesta en las Fuerzas Aéreas. Se alistó en la 80ª brigada para servir junto a su hermano. Él murió en el campo de batalla, poco antes de su llegada. "Cada uno de nosotros tiene una pérdida en esta guerra, por culpa de estos malditos rusos. Debemos resistir más. Esta es nuestra patria, nuestro país. Debemos seguir luchando", nos dice.
Un sentimiento compartido por Roman Gasko, Comandante de la Unidad Medevac, 80ª Brigada. No le sorprende que hayan pasado ya 2 años desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala. "Lo más difícil es que no sabemos cuánto durará y cuándo terminará. Esa es la cuestión principal para todos", concluye.
