La presentadora Wendy Williams recibió hace unos meses un demoledor diagnóstico: sus problemas de memoria y su comportamiento errático de los últimos tiempos se deben a la afasia primaria progresiva y a la demencia frontotemporal que padece, enfermedades de carácter cognitivo que también sufre el actor Bruce Willis. En consecuencia, la comunicadora ha sido ingresada en un centro especializado y se le ha impuesto una tutela cuyos términos ha fijado en exclusiva la autoridad judicial.
Sus hermanos, Tommy y Wanda, han puesto de manifiesto que se oponen radicalmente a estas medidas. De forma más concreta, Wanda ha denunciado que el sistema judicial está "roto" al dejarles fuera de cualquier decisión relativa al bienestar integral de la celebridad. "Somos su familia, y me estás diciendo que no soy capaz de cuidar de mi hermana. ¿Qué hago? ¿Qué debería hacer?", ha asegurado visiblemente indignada en su entrevista al programa 'Nightline'.
Por su parte, Tommy ha querido rebajar la preocupación generalizada ante la pérdida de facultades mentales de Williams. Aunque no habla frecuentemente con su hermana, las sensaciones que le han dejado las escasas conversaciones telefónicas que ha mantenido con ella desde su internamiento son esperanzadoras. "Nuestra experiencia en esas charlas ha sido muy uniforme. Suena bien, como si estuviera de vuelta. La verdad es que suena fenomenal", ha asegurado con optimismo a 'Entertainment Tonight'.
Tommy está convencido de que el estado anímico de su hermana dependerá de una eventual reunificación familiar. "Lo está llevando bien, pero porque sigue conectada a su familia. Cuando oigo la voz de Wendy, suena alegre y feliz. Y su mente funciona con claridad porque está hablando con las personas con las que quiere estar", ha incidido. Sin embargo, lo cierto es que ha pasado una semana y media desde que se puso en contacto con ella por última vez.
El reciente estreno de un documental que ahonda en los contratiempos médicos de Williams ha dejado otras perspectivas, como la de su propio hijo. Kevin Hunter Junior, de 23 años y fruto del extinto matrimonio de la presentadora con el empresario Kevin Hunter, no ha dudado en apuntar al alcoholismo de la comunicadora como uno de los factores cruciales de su diagnóstico. "Los médicos me dijeron que, como bebía tanto, eso había empezado a afectar a su cabeza y a su cerebro. Así que creo que dijeron que era demencia inducida por el alcohol", señala en el documental emitido por la cadena Lifetime.
