Asif Ali Zardari ya fue presidente del país en la legislatura que tuvo lugar del 2008 a 2013. De hecho es un político de casta, viudo de la asesinada ex primera ministra Benazir Bhutto y el padre del exministro del Exterior Bilawal Bhutto-Zardari.
Entre las cualidades de este experimentado político se encuentra su serenidad para solucionar situaciones políticas complicadas.
Zardari obtuvo 411 votos de los legisladores nacionales y provinciales. Su principal adversario, Mehmood Khan Achakzai, respaldado por el partido del encarcelado ex primer ministro Imran Khan, recibió 181 votos.
Zardari era el candidato de la Liga Musulmana de Pakistán del primer ministro Shehbaz Sharif y sus aliados. Era el favorito para ganar el sábado debido a su alianza con la otra dinastía política, la de los Sharif, y por su papel crucial en las conversaciones para formar un gobierno de coalición tras la disputada elección parlamentaria del 8 de febrero.
Sharif felicitó a Zardari y dijo que "será un símbolo de la fuerza de la federación". Expresó la esperanza de que cumpla sus deberes constitucionales de manera eficiente.
Achakzai, oponente directo, también felicitó al ganador y aseguró que la elección fue libre e imparcial.
Los retos de Zardari como presidente
En Pakistán, el presidente se elige con una votación de los miembros del Senado (Cámara Alta), la Asamblea Nacional (Parlamento) además de las cuatro asambleas provinciales de Pakistán: Sindh, Punjab, Baluchistán y Khyber Pakhtunkhwa.
Zardari consiguió grandes logros en su anterior mandato como, por ejemplo, fue conseguir un consenso político sobre la adopción de un nuevo marco jurídico y político para descentralizar el poder y frenar los poderes presidenciales ejercidos por antiguos líderes militares.
Pakistán hace bien eligiendo un perfil conciliador como el de Zardari, de 68 años, para solucionar situaciones como evitar solicitar el rescate económico al Fondo Monetario Internacional FMI.
El nuevo presidente podría conseguir alcanzar un consenso para encauzar la economía por la senda de la estabilización. El presidente también será el máximo responsable las fuerzas armadas del país, que desempeñan un papel fundamental en la formación o disolución de gobiernos.
