República Checa registra un número récord de casos de tos ferina desde 1963

Captura de vídeo ©CT vía EBU

En una sola semana, la República Checa registró 827 casos de tos ferina, frente a los 3.101 que se habían acumulado desde principios de año.La última vez que el país asistió a un mayor número de casos fue en 1963.

La tasa más alta se da entre los jóvenes de 15 a 19 años, que representan alrededor de un tercio de los pacientes. Según los expertos, el aumento de contagios podría guardar relación con el cambio de vacuna implementado en 2007, que disminuyó los efectos secundarios tras la vacunación pero habría reducido la duración de la inmunidad adquirida.

"La situación es problemática en toda Europa", afirmó el ministro de Sanidad checo, Vlastimil Válek, que habla a su vez de la confluencia de al menos dos factores. "En tiempos del COVID estábamos muy aislados, usábamos mascarillas y seguíamos las normas contra el contagio de enfermedades infecciosas", a un tiempo que la inmunidad de la población registraba un descenso paulatino en todos los ámbitos, dijo Válek.

Además, según fuentes sanitarias, aproximadamente una décima parte de los padres también evitan volver a vacunar a sus hijos a los 10 u 11 años, cuando, según la pauta de vacunación, tocaría una nueva dosis.

Por el momento, las autoridades sanitarias no planean tomar medidas amplias de contención para frenar los contagios.

La tos ferina es una enfermedad de origen bacteriano altamente infecciosa, que afecta los pulmones y las vías respiratorias. Antes de la vacuna contra la tos ferina, era una de las enfermedades infantiles más comunes y peligrosas. Los síntomas suelen aparecer entre seis y diez días después de la infección, pero pueden llegar a manifestarse después de 21 días. Inicialmente, se parecen a un resfriado común y, al cabo de dos semanas, la tos se vuelve más intensa y se caracteriza por ataques de tos intensa seguidos de carraspeo o inhalación con dificultad.

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